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CARÁCTER MINORITARIO Y MARGINAL DE LOS PRIMEROS SEGUIDORES DE JESÚS

Nuestro equipo, entre otras cosas, ha realizado dos trabajos, que se han plasmado en sendos libros: Así empezó el cristianismo (2010) y Así vivían los primeros cristianos (2017). En ambos está presente la forma de entender la interpretación bíblica que nos caracteriza como grupo, y los dos responden a un plan coherente y progresivo. En el primer libro estudiamos las cuatro primeras generaciones de discípulos de Jesús, que abarcan el proceso formativo del cristianismo. Al estudio de cada generación se dedican dos artículos. El segundo libro presenta los cuatro aspectos fundamentales del cristianismo de los orígenes (experiencias, ritos, formas de vida, doctrinas) dedicando también dos artículos a cada uno de ellos.

En este nuevo trabajo abordamos algunas características del cristianismo de los orígenes cuya importancia e interés hemos ido descubriendo en la trayectoria seguida hasta ahora. Como suele suceder en la vida, a medida que se avanza, en este caso en la investigación, los puntos de interés aumentan y se diversifican, lo que requiere, a su vez, formas diferentes de estudiarlos. El presente trabajo no tiene una línea tan marcada, coherente y progresiva, como los dos anteriores. Sin embargo nos basamos en ellos, en características y problemas que hemos ido descubriendo en el cristianismo de los orígenes, que requieren abordajes de diferente estilo. Hacemos un trabajo en equipo por la afinidad de los problemas que estudiamos y porque, aunque cada autor es responsable de lo que firma, está presente nuestro estilo interdisciplinar de entender la interpretación bíblica y, además, todas las aportaciones han sido, desde su planteamiento inicial, discutidas y contrastadas en equipo.  En estas líneas, que no tienen pretensiones de profundización ideológica, pretendemos explicar de forma breve y genérica cuál es nuestro punto de partida.

Partimos de dos notas de los primeros grupos de seguidores de Jesús. La primera es su carácter claramente minoritario en la sociedad de la que forman parte. La segunda es su carácter marginal. Esta segunda nota requiere una cierta explicación. La marginalidad de un grupo se puede deber a diversas causas, tener consecuencias distintas y, lo que crea una dificultad especial, existen diversas teorías sociológicas para interpretarla. Nuestro trabajo como equipo no parte de la aceptación de una teoría determinada sobre la marginación ni de la asunción de un modelo sociológico. Cada autor puede recurrir a la teoría que considere más conveniente para su trabajo.

Hacemos unas consideraciones genéricas y fundamentalmente descriptivas, que no condiciona los trabajos de cada autor. La marginalidad implica una tensión constitutiva con los valores hegemónicos o dominantes (sin entrar hasta qué punto son asumidos sinceramente por la gente), lo que sitúa a la persona o al grupo en los márgenes de su sociedad. La marginalidad no supone siempre ruptura total con su sociedad. En muchos casos existe  la voluntad de permanecer en su sociedad, aunque no se tenga acceso a algunos  recursos materiales y no materiales que están a disposición de quienes viven “en el centro” de la sociedad y aceptan cómodamente sus valores. En estos casos podemos pensar en el grupo o persona marginal como viviendo en dos mundos socialmente distintos.

Es necesario distinguir entre la situación de marginalidad, que implica vivir entre dos ámbitos socioculturales distintos, en la que se da con frecuencia tensiones y hostilidades, y la marginación entendida como exclusión o descarte social. A veces puede darse cierto solapamiento entre ambas. Por poner un ejemplo en que ambas situaciones se diferencian: el endemoniado de Gerasa vivía en una situación de absoluta marginación social, pero  tras la liberación de los espíritus inmundos por Jesús pasa a encontrarse en situación de marginalidad en la Decápolis.

Quienes eligen voluntariamente la marginalidad participan, de alguna manera, de las condiciones vitales de los marginales involuntarios.

La marginalidad voluntaria no rompe con su sociedad, pero no tiene su punto de referencia en el centro de ella, sino en otros lugares ideológicos, lo que provoca una situación de tensión, de crítica, de cierta inadaptación e incomodidad.

La marginalidad puede derivar en frustración, en desdoblamientos psicológicos y en graves sufrimientos, pero puede también convertirse en lugar social desde el que puede obtenerse y ofrecer una visión específica, positiva y alternativa de la sociedad.

La marginalidad puede deberse a muchas causas (económicas, étnicas, religiosas, sexuales etc). En nuestro trabajo consideramos las posibles formas de  marginalidad que pudieron afectar a diversos grupos cristianos por el hecho de ser cristianos, por su diferencia religiosa o por otras causas de carácter socioeconómico. Esta marginalidad podía tener grados diversos y expresarse y acarrear consecuencias muy diferentes. Precisamente una de las tareas de nuestra investigación puede ser ver los distintos tipos de marginalidad que se dieron en los grupos cristianos de los inicios y las diversas maneras de gestionar estas situaciones que se dieron en ellos.

La marginalidad suele darse en grupos que no son muy numerosos. Es un fenómeno que se da normalmente en las ciudades, dato interesante a tener en cuenta dado nuestro conocimiento del cristianismo de los orígenes. En efecto, el surgimiento y desarrollo de grupos marginales como mejor puede explicarse sociológicamente es como expresión de una subcultura urbana. Debe tenerse en cuenta que los primeros grupos cristianos eran marginales y estaban en tensión con dos centros y dos ámbitos sociales: con la sinagoga judía, sus prácticas, valores y autoridades; y con el imperio romano, también con sus prácticas, valores y autoridades. Habrá que ver en cada grupo de seguidores de Jesús qué tipo de marginalidad predomina.

 

Mucho de lo anteriormente expuesto tendrá que ser validado o matizado por la investigación en curso, y concretamente cabe preguntarse si, al menos en muchos casos, no eran grupos y personas  socialmente marginadas quienes más fácilmente se adherían al cristianismo porque en esas comunidades encontraban una identidad (acogida, reconocimiento, ayuda) que no tenían en la sociedad.